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  • Writer's pictureValeria Fedorowicz

Hacia una vida más plena

Updated: Aug 28, 2018

Cada vez más persona sufren trastornos de ansiedad, ataques de pánico, estrés constante y más afecciones que los alejan de la felicidad. Comparto herramientas que nos ayudan a volver a la calma.



En nuestra sociedad actual cada vez más personas se sienten desbordadas, las razones pueden ser muchas o más bien una sumatoria de diferentes formas de exigencia: presiones en el trabajo, una agenda repleta de impostergables con todo lo que se debe hacer, la sensación de falta de tiempo, de que nunca alcanza, las dificultades para conciliar familia y trabajo y compartir tiempo de calidad con los seres queridos y los avances tecnológicos a los que deben adecuarse.

Muchas veces naturalizamos este modo de vida que no tiene nada de benéfico y nos adaptamos, o al menos, eso parece, pero sufrimos de una u otra forma ansiedad, que opera como un llamado de atención.

Algunos síntomas con los que se manifiesta la ansiedad son:

Físicos: Falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, náuseas, “nudo” en el estómago, alteraciones de la alimentación, tensión y rigidez muscular, cansancio, mareo e inestabilidad.

Psicológicos: Inquietud, agobio, sensación de peligro, ganas de huir o atacar, inseguridad, sensación de extrañeza o despersonalización, temor a perder el control, bloqueos, impulsividad y duda.

Sociales: Irritabilidad, ensimismamiento, dificultades para expresar las propias opiniones o hacer valer los propios derechos, temor excesivo a posibles conflictos, etc.

La ansiedad tiene una función adaptativa en nuestras vidas ya que sirve para protegernos ante los peligros. Cuando el cuerpo registra una situación peligrosa se pone en alerta. Esto sirve para permitirnos salir corriendo en caso de que haya una amenaza, una emergencia o cualquier situación riesgosa,es una defensa natural que tenemos.

Nos permite activarnos y nuestro organismo se prepara para actuar rápidamente y salir de esa situación en el menor tiempo posible. El corazón se acelera y bombea con fuerza para que llegue rápidamente la sangre y el oxígeno a nuestras extremidades, nuestra mente pasa a un estado de alerta para captar las señales amenazantes y actuar en consecuencia. En este caso, su función es adaptativa ya que sirve para protegernos de las amenazas externas y garantizar nuestra supervivencia.

La realidad es que hoy en día no nos corren leones, ni estamos expuestos a peligros de los que tengamos que huir literalmente, muchas veces lo que nos pone en alerta es una respuesta desubicada de un jefe, un mail, una publicación de facebook, las noticias, la cuenta del gas o un embotellamiento. En ninguna de estas situaciones tenemos la posibilidad de descargar toda esa adrenalina ya que salir corriendo no es una opción.

Si bien no pretendemos reemplazar la visita a un médico para tratar los síntomas de ansiedad, en esta nota vas a encontrar algunos consejos para recuperar la calma de manera natural.

1. Respiración

La ansiedad suele estar asociada a una respiración corta y alta. La relajación, en cambio, genera una respiración lenta y baja. Si nos permitimos profundizar y volver más lenta la exhalación vamos eliminando esta sensación de “lucha o huída” y se mantiene un nivel saludable de dióxido de carbono en la sangre, lo que favorece la relajación.

Podemos realizar ciertos ejercicios de reeducación respiratoria. Para ello nos sentamos en un lugar cómodo y tranquilo, inhalando y exhalando siempre por nariz, tratamos de que el aire vaya siempre hacia el ombligo permitiendo que se vacíe completamente en cada exhalación según los siguiente ciclos:

I. Respiración circular: Contar el mismo tiempo al inhalar y al exhalar. Sin retenciones. Ej.: Inhalo en cuatro tiempos, exhalo en cuatro tiempos.

II. Respiración cuadrada: Cuatro etapas de la misma duración agregando retenciones. Ej.: Inhalo en cuatro tiempos, retengo en cuatro tiempos, exhalo en cuatro tiempos, retengo en cuatro tiempos. El tiempo depende de la comodidad que se sienta en la práctica, no se debe exigir en absoluto. Recomendamos comenzar con tiempos cortos, y con la práctica se irán prolongando progresivamente.

III. Respiración rectangular: La inhalación y la exhalación tendrán la misma duración y las retenciones durarán la mitad. Ej.: Inhalar en 8 tiempos, retener en 4, exhalar en 8, retener en 4. Y así sucesivamente.

Asi como las hojas ventilan al árbol y le proporcionan alimento para su sano crecimiento, también el pranayama alimenta y ventila las células, los nervios, los distintos órganos, la inteligencia y la consciencia del organismo. Cuando ejecutamos un ásana (postura), solo podemos extender el cuerpo completamente si sincronizamos la respiración con el movimiento. Pranayama es la ciencia de la respiración que conduce a la creación, la distribución y el mantenimiento de la energía vital.”

La respiración, vista bajo su forma de sistema respiratorio, se nos muestra como algo físico. Pero, cuando la acción de la respiración sobre la mente es estudiada y comprendida, se vuelve espiritual. Pranayamas el puente entre lo físico y lo espiritual. De ahí que pranayama constituya el eje del Yoga. B.K.S. Iyengar (The Tree of Yoga, El árbol del Yoga)

2. Asanas

La práctica diaria de la relajación, la respiración, la práctica de asanas y la meditación es esencial y de hecho es un complemento genial para cualquier terapia.

Realizar una secuencia suave nos permitirá soltar las exigencias y conectar con el ritmo natural del cuerpo que existe siempre aquí y ahora.

Algunas asanas recomendadas son:

-Balasana, la postura del niño.

-Viparita Karani, piernas contra la pared.

-Vrkrasana, el árbol.

-Savasana, la postura de relajación.

3. Agua

Mi abuela siempre decía que después de un baño se pensaba mejor, se iba el frío y uno dormía más profundamente. Ahora se ha comprobado científicamente que así es. Nuestros cerebros están cableados para reaccionar positivamente al agua desde el vientre materno. Estar cerca del agua puede calmarnos y conectarnos, e incluso ayudarnos a sanar. Lo que tengas a mano va a estar bien: darte una ducha, un baño de inmersión, una zambullida en el mar, un baldazo de agua o poner lo piés en agua. La idea es que salgas de ese estado desde el cual no podés pensar ni sentir con claridad.

Todos tenemos altas y bajas en nuestro día a día, pero también tenemos herramientas para atravesar esas crisis, aprendiendo de lo que nos pasa, escuchando las alertas que nos manda el cuerpo, animándonos a sentir, y accionando en la dirección que consideremos más saludable.

Deseo de todo corazón que este texto llegue donde tiene que llegar en el momento preciso.

Namaste.



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