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  • Writer's pictureValeria Fedorowicz

VIVIR AQUÍ Y AHORA, EL TIEMPO DEL NO TIEMPO

Para todo hay un tiempo en nuestra vida.

Todo lo que vive atraviesa ciclos, hay un tiempo de cosechar , tiempo de sembrar y tiempo de florecer. Todo tiene su ritmo, cuando encontrás el tuyo, tu vida fluye y evoluciona de manera natural.


 

El Dr. Daniel Siegel, un psiquiatra que trabaja investigando cómo nuestras experiencias dan forma a nuestro cerebro y nuestro pensamiento, encontró lo que el llama la mejor manera de tener un cerebro sano que sustente el bienestar de las personas y una vida plena.



Enlistó siete maneras diferentes de utilizar el tiempo cada día.

1. Tiempo de sueño reparador El tiempo necesario para que las células se regeneren y descansen. Durante el sueño profundo, todo nuestro cuerpo se restablece: nuestros riñones limpian nuestra sangre, nuestros órganos se desintoxican, los tejidos musculares se reconstruyen. Y está comprobado que consolidamos nuestros recuerdos.

2. Tiempo de ejercitarnos físicamente El tiempo de movimiento necesario para que los músculos y los órganos se activen. Realizar actividad física de forma regular es decisivo en la prevención, desarrollo y rehabilitación de la salud, a la vez que ayuda al carácter, la disciplina, la autoestima y genera felicidad.

3. Tiempo de concentrarte Estar en soledad te permite entender qué es importante para vos. Cada día realizamos actividades en soledad, desde leer hasta caminar por el parque. Aunque parezcan actividades de ocio, muchas de ellas están ligadas a nuestro crecimiento y desarrollo personal, al permitirnos estar solos con nosotros mismos de vez en cuando, podemos reencontrarnos y pensar sobre nuestra vida.

4. Tiempo hacia adentro Meditación, oración o simplemente autoexploración. Conexión, reconexión o simplemente habitarnos. Comunicarnos con lo divino en nosotros y percibir lo sagrado de nuestra vida. Ritualizar nuestra experiencia y tomar contacto con la fuente, el universo, Dios, la humanidad, la Pacha Mama o cómo sintamos que se llama eso que es parte de un órden superior nos recuerda que somos parte de algo más grande.

5. Tiempo hacia afuera Aquí y ahora. Ocio y observación del afuera. Ser y estar en el aquí y ahora, y hacerlo sin agenda, sin mirar el reloj.

VIVIR, así, con mayúsculas.

Gozar de la existencia.



6. Tiempo de juego Diversión y distracción que activa tu niño interno y tu creatividad. Cuando crecemos, los juegos no desaparecen, sino que se transforman. Pasamos de las escondidas a la botellita y de ahí a las cartas. Todos los juegos on una forma de enfrentarnos al mundo desde otras perspectivas, desde la imaginación, retando lo que percibimos como absoluto y ofreciéndonos un nuevo universo de posibilidades. Seguir jugando cuando somos adultos es una forma de potenciar la creatividad en la resolución de conflictos y abrir la comprensión a respuestas diferentes.

7. Tiempo de conexión El tiempo de conectar con los que amas. El amor es el motor esencial de nuestra vida. Mientras nos pasemos el tiempo priorizando la productividad vamos a vivir buscando una meta que nunca llega.

Nuestros afectos son lo real, nuestro amor nos mantiene plenos y felices.

Volver a animarnos a vernos y abrazarnos sin teléfonos de por medio, sin pantallas y sin una finalidad más que compartirnos es vital.

Esto nos brinda una guía para que el tiempo sea nuestro aliado y no nuestro enemigo. Cada una de estas áreas nutre distintos aspectos de nuestro crecimiento personal y activa distintas áreas del cerebro. Nos lleva a una conciencia expandida. Podemos alinearnos con nuestro tiempo de vida y fluir con armonía. Deseo de todo corazón que este texto te llegue y te brinde bienestar, calma y felicidad.

Namaste.

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